Muchos se preguntan si en el Partido Popular de Madrid se han vuelto todos idiotas, pues es imposible que no exista nadie algo más preparado para asumir la alcaldía de la capital de España. Pero no reparan en un hecho, la autora de frases como "En la catástrofe del prestige sólo hay un culpable: el barco", "la cenicienta es un ejemplo para la mujer porque recibe los malos tratos sin rechistar", "las reivindicaciones a favor de la mujer hoy ya no son necesarias" o "el mundo entero debería estar al servicio del hombre" es la mujer del caudillo, del líder del partido en la sombra.
Decía Max Weber, en un artículo de 1919: "(...) Se enfrentan entre sí, unos partidos que carecen por completo de convicciones, meros grupos cazadores de cargos, con programas mutables, elaborados para cada ocasión, sin más objetivo que una posible conquista de votos".
Contínuaba Weber en dicho artículo analizando la figura del político profesional, y describiendo como la sumisión al líder del partido, se suele ver recompensada con un ascenso en las filas de la formación inversamente proporcional al interés por los problemas de la ciudadanía.
El PP de Madrid hará lo que tiene que hacer, colocar a la mujer de Aznar al frente de Madrid porque, si le dijeran la verdad, que es una absoluta inepta, que incluso a ellos les avergüenza cada vez que abre su bocaza, las consecuencias no se harían esperar, la sombra del líder en la sombra es alargada.
Y los madrileños se lo tragarán porque, como en todas partes, se votan siglas y no políticos, gestores o personas. Igual que votarían a un mandril con el culo pelado siempre y cuando se presentase por el Partido Popular. Igual que a los votantes del PSOE no les importaría que les representase un manatí, lo hemos corroborado una vez más con el fervor que despiertan otra vez en nuestros días el tándem ochentero Rubalcaba-González, un dúo que se ha ganado a pulso carecer de credibilidad.