jueves, 26 de diciembre de 2013

Canción de la semana en Disidentecontrayente: Je Veux. Isabel Geffroy (Zaz)



Je veux

 
Donnez-moi une suite au Ritz, je n'en veux pas
Des bijoux de chez Chanel, je n'en veux pas
Donnez-moi une limousine, j'en ferais quoi ?
Offrez-moi du personnel, j'en ferais quoi ?
Un manoir à Neufchatel, ce n'est pas pour moi
Offrez-moi la Tour Eiffel, j'en ferais quoi ?
Je veux de l'amour, de la joie, de la bonne humeur
Ce n'est pas votre argent qui fera mon bonheur
Moi je veux crever la main sur le coeur
Allons ensemble, découvrir ma liberté
Oubliez donc tous vos clichés
Bienvenue dans ma réalité
J'en ai marre de vos bonnes manières, c'est trop pour moi
Moi je mange avec les mains et je suis comme ça
Je parle fort et je suis franche, excusez-moi
Finie l'hypocrisie, moi je me casse de là
J'en ai marre des langues de bois
Regardez-moi, de toute manière je vous en veux pas et je suis comme ça !
Je veux de l'amour, de la joie, de la bonne humeur
Ce n'est pas votre argent qui fera mon bonheur
Moi je veux crever la main sur le coeur
Allons ensemble, découvrir ma liberté
Oubliez donc tous vos clichés
Bienvenue dans ma réalité

Darme una habitación en el Ritz, no lo quiero
Las joyas de la casa Chanel, no lo quiero
Darme una limusina, que haría con eso?
Ofrecerme personal, que haría con eso?
Una mansión en Neufchâtel*[1], eso no es para mi
Ofrecerme la Torre Eiffel, que haría con eso?
Quiero el amor, la alegría, el buen humor
No es su dinero el que sera mi felicidad
Yo quiero morir con la mano en el corazón
Ir juntos, descubrir mi libertar
olvide entonces todos sus clichés (prejuicios)
Bienvenido a mi realidad
Estoy cansada de sus buenos modales, es demasiado para mi
Yo como con las manos y soy como soy
Hablo fuerte y soy franca, discúlpeme
Termine la hipocresía, yo me salgo de eso
Estoy cansada de las dobles lenguas*[2]
Míreme, no estoy tan loca como usted, soy como soy
Quiero el amor, la alegría, el buen humor
No es su dinero el que sera mi felicidad
Yo quiero morir con la mano en el corazón
Ir juntos, descubrir mi libertar
olvide entonces todos sus clichés (prejuicios)
Bienvenido a mi realidad


¿A qué estás dispuesto por un trabajo?

Te ganarás el pan con el sudor de tu frente,
    hasta que vuelvas a la misma tierra
    de la cual fuiste sacado.
Porque polvo eres,
    y al polvo volverás

Génesis 3:19






Trabajo viene del latín tripalium, que significaba literalmente ‘tres palos’ y era un instrumento de tortura formado por tres estacas a las que se amarraba al reo.

lunes, 23 de diciembre de 2013

El relato de los lunes. Hoy: "22 minutos"


Allí estaba Juan. Las 3 de la madrugada, asomado por la ventana e imaginando las estrellas que la contaminación lumínica siempre impedían ver en una ciudad tan descomunal como Madrid. Demasiadas personas, muy pocas estrellas. Pensaba que la proporción era muy desigual y que era necesario encontrar un sitio donde vivir en el que el equilibrio entre personas y estrellas fuera posible. Un sitio en el que viviesen las suficientes personas como para ser capaces de observar las noches estrelladas. Un lugar que respetase los tiempos: el día, para trabajar, para vivir, para relacionarse. La noche, para follar, para pasear, para pensar en la inmensidad del universo contemplando las estrellas junto a tu chica, o para descansar. En la ciudad apenas da tiempo a esas cosas porque hace tiempo que los días se suceden y todo es tan sumamente homogéneo, que el día le ha ido ganando terreno a la noche hasta el punto de no distinguirse el uno del otro. Al igual que la decadencia y la mediocridad le han ido ganando terreno a la creatividad.

Juan seguía mirando al cielo y se seguía haciendo preguntas. Pensaba, que quizá todo era mucho más fácil de explicar. Quizá el hecho de que Júpiter se encontrase alineado con Marte era el responsable de  sus desgracias. Eso le tranquilizaba apenas una fracción de segundo, una pequeña fracción en la que era capaz de engañarse y no reconocer su amplio porcentaje de responsabilidad en lo que le pasaba con las decisiones que había ido tomando a lo largo de la vida. Pero no me vais a decir que la idea de que fuésemos marionetas de un destino marcado por la posición de los astros es algo que se vende muy bien porque es enormemente más complicado asumir nuestra responsabilidad.

Definitivamente, Juan decidió volver a la habitación de hotel, hotel sórdido de 150 euros la noche. Sórdido no por la decoración, que era espectacular, con piscina incluida alrededor de la habitación, cuya cama y acceso al exterior constituía una pequeña isleta. Sino por los actos que solían desarrollarse allí. Auténtico feudo de la mentira y la manipulación, de las promesas incumplidas. Templo a la egolatría.

A veces se preguntaba porque somos tan infieles. Porque crecen las agencias que hoy día planifican encuentros sexuales entre desconocidos casados. Y pensaba que, en el fondo, lo que nos mueve a actuar así proviene de la propia condición humana. Pero no de la inclinación a la poligamia. Algo de lo que no estaba tan seguro. Sino de algo más humano, infinitamente más humano aún: la necesidad de sentirnos deseados. Si, como en aquel cuento de Kundera que leyó el verano pasado en el que su protagonista, casado, siente la necesidad de tontear con infinidad de señoritas, aunque luego no se acuesta con ellas. Él sólo desea engordar su ego, saber que le siguen deseando. Y con eso le basta, no quiere ni desea acostarse con ellas. No es lo que busca.

Juan volvió a la cama, agotado por tantos pensamientos como se agolpaban en su cabeza. No paraba de pensar en su novia, que le había abandonado fruto de sus continuas infidelidades. Tampoco podía dejar de pensar en su trabajo, los malditos recortes le habían terminado afectando y ahora ya era demasiado tarde para emprender la lucha por defender sus derechos. Volvió a la cama y Pedro giró la cabeza, abrió sus preciosos y rasgados ojos verdes, y con voz dulce le preguntó:

-¿Qué haces despierto, tontorrón? 

Acto seguido, comenzó a besarle el cuello. Y a Juan enseguida se le olvidaron sus elevadas reflexiones. Se dejó llevar por la pasión, y ya sólo deseaba besarle y acariciarlo, hasta encontrar su entrepierna y empezar a devorar su enorme pene. Muchas veces fantaseaba con comerse una polla como la suya. Incluso, y eso es lo que le llenaba de desesperación, mientras follaba con su novia. Ella, evidentemente no sabía que muchas de sus infidelidades fueron con hombres. Le pilló con su cuñada únicamente, lo que costó no sólo su relación sino la de dos hermanas hasta el momento inseparables. No era el momento de sincerarse, pensó, ni de echar más leña al fuego confesando sus relaciones con otros tíos que conocía en Internet.

Él nunca se consideró homosexual ni bisexual. Nadie conocía lo mucho que le gustaba comer pollas, y de hecho se engañaba pensando que todo era fruto de un mal momento y puro vicio. No quería recordar que ya había tenido experiencias homosexuales desde su más temprana edad. Como aquella vez que con 12 años se la chupó a un compañero de colegio. O a los 17, cuando le penetraron por primera vez.


El caso es que, volviendo a la cama, allí se encontraban nuestros ocasionales dos amantes. De nuevo dispuestos a gozar el uno con el otro y dejarse llevar por la pasión. Durante 22 minutos, Juan volvió a ser feliz. Durante 22 minutos, no pensó en su trabajo y en su novia. Durante 22 minutos, ni siquiera pensó en que era muy probable que le quedasen unos meses de vida. Durante 22 minutos, se olvidó de todo e hizo lo que verdaderamente deseaba. Durante esos 22 minutos, dejó de fingir ser otro. Durante esos 22 minutos se quitó esa mascara que a fuerza de haberla llevado puesta tantos años ya formaba parte de su piel.


miércoles, 18 de diciembre de 2013

La foto del jueves: Hoy "ANOMIA"



Anomia: Disociación entre los objetivos culturales y el acceso de ciertos sectores a los medios necesarios.

Fuente: Robert K. Merton. 
Estructura social y anomia en VARIOS, La familia, Península, Barcelona (1978) pag.67-106

lunes, 16 de diciembre de 2013

El relato de los lunes. Hoy: "Mentiras"

Cuando era pequeño solía pasar horas fantaseando en casa, imagino que como cualquier crío. Unas pinzas de la ropa o una pelota de papel me servían para remontarme a las pirámides de Egipto o convertirme en una estrella del balompié aclamada por miles de enfervorecidos seguidores. No ayudaba el hecho de ser hijo único, ni de ser un marginado en el colegio. Mis enormes gafas a muy temprana de edad me fastidiaron la infancia y por las tardes me refugiaba en casa jugando a ser otro.

Un día mis padres llegaron con una televisión a casa y desde entonces, las largas y solitarias tardes en el hogar, mientras ellos trabajaban, me las pasaba viendo aquel aparato cuasi mágico, capaz de transportarme allí dónde mi imaginación no llegaba.

Sin apenas darme cuenta, y en el sofá pegado a un televisor ya en color, me convertí en un adulto moldeado por aquel trasto. Dejé de estudiar a los 16 y encontré un trabajo que me permitía pagarme mis gastillos tras agotadoras jornadas y sentarme cada noche frente a la tele para olvidarme de que era un ser humano.

Pero una noche se estropeó mi vieja compañera, aquella que me libraba del engorro de tener que escucharme a mí mismo. Me sentía perdido y desorientado pues sólo sabía recibir órdenes y ejecutarlas con premura, ya sea de mi jefe o de mi tele. Esa misma noche sonó el móvil y no sé porque, lo hice.

Aquella fue la primera de muchas mentiras. Me inventé que era un triunfador. Resulta que aquella llamada de la que os hablé la hizo un familiar de esos que sólo se acuerda de uno para felicitarte el cumpleaños.Y resulta también que fue el primero en recordármelo y como me preguntó por mi vida, más por compromiso que por verdadero interés, yo me enredé en una historia que iba creciendo a medida que el interés de mi interlocutor crecía.

Quizá fue la falta de mi fiel compañera la que me obligó a volver a reunirme conmigo mismo, pero resulta que cómo hacía años que ésta no se producía, caí en la cuenta de que no era una persona y por tanto, no tenía con que llenar mi existencia. Así que cada día desde entonces me inventaba un personaje nuevo que llenase ese vacío.

Mis relatos eran incongruentes, tan pronto era un emprendedor de éxito como un padre de familia. Tan pronto un filósofo postestructuralista como un bohemio y cursi poeta.  Tan pronto me levantaba siendo un maduro interesante, como me acostaba siendo una imponente jovencita. Y el caso es que todo a mi alrededor me seguía el juego. El día que decidí ser una preciosa jovencita, sin ir más lejos, me contrataron como secretaría en un despacho de abogados en el que no paraban de mirarme el escote. Me dio tanto asco que me hice feminista pero al día siguiente me hice abogado machista con las manos largas y me denuncié a mí misma.

Ahora me he muerto, pero parece que nadie me llora. Como nadie llora la muerte de los figurantes de una película de acción. Me pasé tanto tiempo enfrente de aquella televisión que no me había dado cuenta de que llevaba años muerto. Pero no hay tiempo para lamentaciones porque ya tengo mi peluca y hoy me toca ser estrella del rock. Y salimos a tocar en 10 minutos.



Autor: Ismael Luke.
BSO: Tote King. Mentiras.

lunes, 9 de diciembre de 2013

El relato de los lunes. Hoy: "Carta de despedida"

A mis hijos, Sócrates y Leslie. Y a mi mujer, Ana:

Nunca me sentí demasiado apegado a estas fechas. Qué os voy a contar a vosotros que me conocéis tan bien. Si bien algunos reconocen haber recorrido un camino desde la ilusión infantil hasta la maduración de la edad adulta, en la que te das cuenta del montón de mierda capitalista que representa la Navidad, ese no es mi caso. No recuerdo el instante exacto en que perdí la ilusión, sencillamente, nunca la tuve.

Ya de muy pequeño debía ser un niño incómodo. Demasiado rebelde me decía mi madre. ¡Qué disgusto se llevaron en las navidades de 1981! Yo sólo quería cenar mis macarrones de todas las noches, no comprendía cómo, si Jesus venía de una familia pobre y humilde, teníamos nostros que conmemorar su nacimiento con un gran banquete y muchos regalos. "¡Si ese es el espíritu de la Navidad, a la mierda la Navidad!" Aquella frase me costó la primera y única bofetada que me dió mi padre en toda su vida.

Por supuesto, yo no entendía de capitalismo, ni de sociedad de consumo, ni de plusvalor. Yo no era comunista, ni había leido a Marx, ni a Engels...¡sólo era un crio que no entendía porque la gente aparentaba tanta felicidad y se volvía tan loca comprando en un mundo tan desigual! Pensaba que estaban traicionando las verdaderas enseñanzas de Jesus, de las parábolas que nos leían en la escuela...

Aprendí a callarme mis opiniones para no parecer un bicho raro, para evitar la acusación de de "aguafiestas". Decían libertinos como Gabriel Naudé, que aún a sabiendas de que la mayoría es ignorante y recorren todos el mismo camino que sus predecesores, como auténticos borregos, debíamos "seguirles la corriente" para tratar en la medida de lo posible de no escandalizar al vulgo con nuestras opiniones. Algo de eso había en mi actitud adulta, no quería que los mios sufriesen mis desmanes y en la medida de lo posible traté de seguir al rebaño aún a sabiendas de que me estaba comportando como "una oveja más".

Navidades del 2001. El verdadero punto de inflexión en mi vida. ¿Os acordáis de mi espantada de aquellas navidades? Aquel día decidí revelarme contra el sistema, y me quedé jugando en la máquina horas y horas. Me sentía bien, no quería volver a casa. El simple hecho de imaginarme a mis primos, tus hermanas, ¡mis suegros! Ya sabes como solían acabar esas reuniones, Ana. Pero tu erre que erre, "¡Hay que juntarse al menos una vez al año, y qué mejor que Nochebuena!" Me solías decir.

Aquel día, estarás haciendo memoria en estos instantes, tuve que encadenar una serie de mentiras para enmascarar:
1)Lo mucho que odiaba a tus padres y mi profunda repulsa a estas reuniones y, por extensión, a la Navidad
2) Que estaba enganchado al juego, y era más feliz -o al menos eso creía- junto a mi máquina que volviendo a mi monótono hogar. En el que sólo encontraba reproches y más reproches ante unos problemas económicos que comenzaban a acentuarse.

Si, cariño. Sé que todo esto te pilla de nuevas, que jamás lo sospechaste. Pero así es. Comencé echando el cambio del café y cuando me quise dar cuenta... No es casual que mi relato vaya ligado a las navidades. Eran las fechas en las que más me apetecía estar sólo, liberado de responsabilidades, de los niños, de un matrimonio que no funcionaba... Liberado de tener que sonreir a muchos a los que, sencillamente, te apetecería escupirles a la cara.

Es curioso, pero cuando comienzas a mentir, ya no puedes parar. Tejes toda una red de mentiras en las que debes ser muy cuidadoso con no delatarte a tí mismo. Pero creo que lo conseguí. Tampoco es algo de lo que me enorgullezca. Aunque tampoco me considero muy diferente al resto de los occidentales, todos vivimos una mentira. Y sólo me siento un miserable por el daño que os he causado a los niños y a tí, las personas que más quiero y más querré en el mundo.

Desde el divorcio no levanté cabeza. El juego representaba mi válvula de escape. Mientras jugaba, me sentía vivo. Excitado. Estaba cerca del premio gordo, lo presentía. "Cuando deje seca a la máquina, se acabaron los reproches. Pago todos los atrasos de la pensión y además le regalo ese abrigo que tanto le gustaba. No descarto que vuelva a caer rendida a mis pies..."

Era un funambulista que caminaba por la cuerda y sin red. Tú, harta de que no te pasase la pensión me llevaste a los tribunales. No te culpo. ¿Pero cómo iba a reconocer yo que estaba endeudado a más no poder? Prefería que pensases que era un mal padre a un ludópata.

Es 24 de diciembre, estoy solo y debería ser feliz. es lo que siempre desee, una nochebuena tranquila. Sin esa pesada carga de los familiares, sin mi mujer, sin los niños cambiándome la tele, sin mi suegro contando chistes malos con los que tenía que aparentar que tenían su gracia... Y fíjate la ironía, ahora, lo echo de menos. Ahora, que he tocado fondo, que no tengo a nadie en el mundo a mi lado para tan siquiera confesarle mi enfermedad y que me ayude a dejarlo, ahora decía, echo de menos esas nochebuenas familiares.

Quizás sería muy egoista lo que voy a hacer si mis hijos o tú me necesitáseis, pero eso hace tiempo que dejó de suceder. Sólo escribo esta carta para que los niños y tú me perdonéis y no me guardéis rencor. ¡Me hubiese gustado tanto ser un buen padre, un buen marido! Ahora ya es tarde, lo sé. Y no tengo ganas de seguir en la cuerda floja, estoy cansado, muy cansado.

Os quiero, recordarlo siempre. ¡Os quiero tanto! ¡Se que os costará pero os ruego que me perdonéis por todo!

Hasta siempre, vuestro grandullón.

En Madrid, a 24 de diciembre.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Ucrania: 1917-2013.


Las revoluciones no se gestan de un día para otro ni tienen carácter redentor y finalista. En las revoluciones un pueblo digno se instala y permanece, en un carácter siempre abierto, siempre escéptico ante toda autoridad y toda solución final. La revolución tiene principio pero no tiene final, eso es lo que nos ha enseñado el siglo XX. Y eso, mal que les pese a algunos, es lo que nos ha enseñado el movimiento 15m, aunque sean incapaces de comprenderlo aquellos que piden resultados inmediatos, aquellos  que abogan por el enfrentamiento violento "a la vieja usanza". Esta es la historia de Ucrania, esta es la historia de una ciudadanía con un siglo de desobediencia civil a sus espaldas.


1917, primera revolución anarco-comunista de Europa. Se forma el "Territorio libre" descentralizado

1991. Los ucranianos celebran la ansiada independencia tras un siglo XX de lucha contra la tiranía soviética


2004. Revolución naranja. El pueblo se subleva una vez más tras un evidente fraude electoral y la corrupción gubernamental. Se cuestionan los métodos gubernamentales y el descrédito de las instituciones crece entre la población. Verdadero precedente de las revoluciones occidentales como el 15m y muy en la línea del espíritu libertario del mayo del 68 francés

Hoy. 2013. Etapa pre-revolucionaria ucraniana. Etapa que comenzó hace 96 años.

viernes, 29 de noviembre de 2013

La foto de la semana



PARLAMENTARISMO.  Entre acto y acto del teatro de marionetas nuestros parlamentarios se ríen sin disimulo. Se ríen de ti, se ríen de todos nosotros. Recuerda esta foto la próxima vez que te citen a las urnas. A diferencia de lo que ocurre en el teatro, en el que el embrujamiento y el engaño colectivo sólo dura lo que ocupa la función y así debe ser, el engaño de la representación parlamentaria está llegando ya demasiado lejos, ¿no creéis?

sábado, 23 de noviembre de 2013

¡Voy a ser padre!

Allá por el año 2007 conocí a una sensacional jovencita, llamada que se yo, digamos que A. Yo tenía 22 años y ella 19. Mi vida era un caos absoluto, luego se estabilizaría hacía el caosmos. Daba tumbos por aquel entonces de curro precario en curro precario (yo prefiero en realidad llamarlos por su nombre, curros de mierda), compartía piso céntrico en Alcalá sin saber muy bien cómo llegué hasta allí con tan particular compañera, y seguía matriculado en filosofía aunque en honor a la verdad he de decir que iba más bien poco. Estaba más preocupado en hacer tres comidas diarias que en seguir el ritmo de aquellas clases, entre las que por aquel entonces se encontrarían materias tan infumables como Filosofía medieval o Latín.

El caso es que, por aquel ya lejano año, como os decía, conocí a A. Y poco a poco, se fue haciendo imprescindible en mi vida. Ella no acaba de comprender que lo más bonito que un hombre te puede decir es que te quiere tanto que no se va a casar contigo. No me lo ha perdonado aún, pero yo no cejo en mi empeño por explicar que nuestra unión no entiende de contratos, que está mas allá de eso.

Fueron pasando los años y fui cada día que pasaba más feliz. Que no os engañen querides amigues: una pareja no tiene que ser parecida para que funcione, no se tienen que convertir en un sólo ser. Nuestras diferencias, que las hay y palpables, creo que nos enriquecen por igual a los dos. Lo otro, no deja de ser anulación de la individualidad.

Pero no voy a hacer un recorrido por todos estos años, en los que ella siempre ha estado presente dando sentido a cada día, sino que me voy a saltar esa parte para avanzar hasta hoy. Hace ya algunos días que he sabido que vamos a ser padres, y fijaos que tontería, me siento muy afortunado. Por el hecho de la paternidad y por poder permitirme el lujo de compartir la experiencia más bonita de mi vida junto a la persona que amo. Si me dicen en el 2007 cuando nos conocimos que terminaríamos siendo papis no me lo creo, pero visto con perspectiva parece el capítulo perfecto para cerrar la primera-y larga temporada- de la serie de mi vida, que me ha quedado líneal y algo ñoña. Pero os prometo que en la segunda, ya con un nuevo integrante que viene para quedarse, nos vamos a divertir de lo lindo. Ser padre a tu lado es genial y quizá esto, como lo de las maratones, sólo es algo que comprenden los que lo han vivido.


jueves, 21 de noviembre de 2013

Microentrada: Agradecimiento

En tiempos en los que se mercantiliza absolutamente todo, conviene recuperar eso que nos decían nuestras abuelas y madres de que "de bien nacidos es ser agradecidos". Si nos vamos a la etimología, vemos que gratitud procede del latín gratitudo, con sufijo -tudo, que implica cualidad. Gratitudo era la cualidad del gratus (agradable, agradecido). De la misma raíz proceden nuestras palabras gra-cia, agra-decido y gra-tis. Y agra-decer la gra-tuidad de los desinteresados y gra-tos gestos de esos héroes anónimos que consiguen que la vida, pese a todo, merezca la pena ser vivida, es un gesto que deberíamos cultivar más a menudo.

Porque detrás de la amorfa masa pasiva, alienada, caprichosa y conformista que dicen que legitima el régimen, están hombres y mujeres extraordinarios que desde los pequeños gestos a los grandes hacen que aún este país sobreviva PESE al gobierno. A todos vosotros, yo que si sé diferenciar vuestra anónima grandeza, os encontréis lejos o cerca de mi, os quiero dar las gracias. Como decía Andrés Montes, la vida puede ser maravillosa y gracias a vosotros, ciertamente lo es.

A todos los que aún no traficáis con lo más preciado que nos queda, nuestra humanidad, va dedicado este blog.


No pensemos en las historias que podríamos haber contado y no podemos contar cuando ya sea demasiado tarde.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Encuentro con Isidro Jimenez, uno de los fundadores de "Consumehastamorir"

Ismael: Me gustaría que, antes de nada, te presentaras y nos contaras de manera breve como un grupo de activistas de "Ecologistas en acción" decide poner en marcha  un proyecto como "Consumehastamorir", objetivos que perseguíais etc.

Isidro: Me llamo Isidro Jiménez y soy uno de los fundadores del colectivo ConsumeHastaMorir, un proyecto que nace en 2002 de un grupo de personas interesadas por los desmanes de la sociedad de consumo. Además de esto, compartíamos el interés por la comunicación alternativa y nos pareció que la contrapublicidad era una herramienta interesante para llegar a determinados públicos. Al final, la contrapublicidad sólo es una herramienta más de la comunicación social, pero a nosotrxs nos sirvió, al principio, para darle sentido a nuestro proyecto.


Ismael: Tengo la impresión muy a menudo de que llevamos años viviendo dentro de unos gigantescos anuncios que sólo hasta que hace unos años, la mal llamada "postmodernidad" empieza a desennmascarar, unos y otros nos hemos tragado. Quizá el capitalismo era "marca A" pero el comunismo era "marca B". Ambos nos prometían la sociedad perfecta, ambos generan una propaganda omniabarcadora de carácter autoritario que comienza en la escuela y ambos quizá son cara y cruz de una misma moneda que no plantea cambios sustanciales en la cadena de producción, distribución y consumo que nos ha hecho caminar hacía el abismo. ¿Podría ser "consumehastamorir" heredero directo del  antiautoritario"espíritu de mayo" que desde sus eslóganes contrapublicitarios nos despertase del letargo recordándonos que "marca a" y "marca b" a fuerza de buscar la sociedad económicamente perfecta se estaba olvidando de salvaguardar el planeta por un lado, y lo comunitario por otro, lo que nos hace realmente humanos?

Isidro: Bueno, yo creo que ConsumeHastaMorir hereda o se alimenta de varias tradiciones. Por un lado estaría un creciente movimiento anticonsumista, que tiene varias patas (movimiento antiglobalización, movimiento decrecentista, ecologismo social...) pero que se hace más sólido y visible a finales del siglo XX. Probablemente ante la evidencia de que el sacrosanto consumo, gran dogma neoliberal, es la forma más obscena de adoctrinamiento ideológico que haya existido nunca (Baudrillard habló de esto hace ya muchas décadas). La progresiva mercantilización de todo lo imaginable (no sólo de lo público, sino también de lo que ya estaba en el mercado) ha necesitado un paradigma teórico paralelo, una mezcla de liberalismo económico y ética del progreso. Así que cuando pones en duda la idea de consumo creciente saltan las alarmas hasta de los sindicatos.
Por otro lado, hemos aprendido mucho de colectivos que han intentado innovar y experimentar con la comunicación, el lenguaje (la semiótica del poder, que suena mejor). En esta línea, cuando nosotros llegamos, ya había bastantes colectivos que hacían guerrilla comunicativa, subvertising o acción contracultural. Teníamos claro, eso sí, que la comunicación no podía ser para nosotrxs un experimento artístico. Al fin y al cabo crecimos como proyecto dentro de una asociación y unos movimientos sociales que tenían necesidades comunicativas diarias.
Al final, la comunicación social (nada que ver con las redes sociales, que son muy recientes) es una cuestión de equilibrios: difundir unos mensajes minoritarios intentando romper las círculos de la comunicación endogámica, sin hacer arte pero intentando sobresalir entre una enorme maraña de mensajes comerciales. Ahí es nada.


 Ismael: A principios del siglo XX tuvo un auge enorme en nuestro país el movimiento libertario, llegando a su momento culminante con la revolución de 1936. Releyendo a los clásicos del movimiento, y acudiendo a los orígenes de la escuela moderna de Ferrer y Guardia o a los Ateneos Libertarios, vemos que quizá el trabajo empieza mucho antes en el campo educativo, que siembra la revolución que llegará después.  Ellos eran a su vez excelentes propagandistas y conocían el valor de la publicidad mientras depositaban una inmensa fe en el potencial emancipador de la cultura y de la educación. ¿Podría ser hoy, en pleno siglo XXI, la contrapublicidad el principal arma de la contraeducación?


Isidro: El historial comunicativo del anarquismo es impresionante, sólo hay que ver el manejo que había de las imprentas casi artesanales o el dominio del lenguaje simbólico en los carteles de la guerra civil. Y en esos mismos carteles, efectivamente, se hacía referencia constante a la cultura y a la educación como las fuerzas emancipatorias del pueblo. Lo curioso es que, en realidad, el problema sigue siendo el mismo: como todo el mundo sabe, la publicidad nunca ha sido un servicio al público (hacer público lo que es de interés público), sino que es un tipo de comunicación persuasiva que engrasa el engranaje del sobreconsumo constante e incesante. Pero lo más interesante es que esa comunicación persuasiva no sólo dice “Tengo un producto nuevo para tí”, sino que dice “Tengo un estilo de vida que te hará feliz”. Aquí hay un salto cualitativo, porque la publicidad no sólo informa, sino que genera ideología. ¿Y cómo se defiende uno de esta ideología? Efectivamente, con una perspectiva crítica (cultura y educación), que no se estudia prácticamente en casi ninguna universidad. Así que volvemos a como estábamos: se habla mucho de la ciudadanía crítica, pero eso parece sinónimo de saber buscar rápidamente mucha información. Luego te proponen que vivas sin teléfono móvil y te da un ataque al corazón. De nuevo el consumo es incuestionable. Quizás por eso, la contrapublicidad tiene un papel, aunque modesto, recordándonos que el consumo es un ideología.

Ismael: Gracias por tu colaboración con "disidentecontrayente" Isidro. Si queréis seguir profundizando en el universo de la contrapublicidad de "consumehastamorir" tenéis mogollón de información, artículos e incluso documentales realmente pedagógicos a golpe de un click en http://www.letra.org/spip/









viernes, 25 de octubre de 2013

Historia viva de la autogestión


  • ‭ 
  • "‬El Estado:‭ ‬de fundador se convierte en obrero‭; ‬no es ya el genio de la colectividad que la fecunda‭; ‬la dirige y la enriquece sin atarla‭; ‬es una vasta compañía anónima de seiscientos mil soldados,‭ ‬organizada para hacerlo todo,‭ ‬la cual,‭ ‬en lugar de servir de ayuda a la nación,‭ ‬a los municipios y a los particulares,‭ ‬los desposee y los estruja.‭ ‬La corrupción,‭ ‬la malversación,‭ ‬la relajación,‭ ‬invaden pronto el sistema‭; ‬el Poder,‭ ‬ocupado en sostenerse,‭ ‬en aumentar sus prerrogativas,‭ ‬en multiplicar sus servicios,‭ ‬en engrosar su presupuesto,‭ ‬pierde de vista su verdadero papel y cae en la autocracia y el inmovilismo‭; ‬el cuerpo social sufre‭; ‬la nación,‭ ‬contra su ley histórica,‭ ‬entra en un periodo de decadencia‭".  Proudhon


"Nuestro comunismo no es el del falansterio, ni el de los teóricos autoritarios alemanes. Es el comunismo anarquista, sin gobierno, el del hombre libre. La síntesis de los dos fines perseguidos por la humanidad a través de la historia: libertad económica y libertad política"  Kropotkin

"Yo tenía un buen trabajo, me pagaban y ahí se acababa mi vínculo. No existía la palabra compañero. A mi me daba vergüenza decir la palabra compañero, no comprendía su significado"

Hoy os traigo una película de esas que puede cambiarte la visión de las cosas, de las que se aprende más que con cualquier tratado o cualquier ensayo político o filosófico. Un largometraje actual, por aquello de no remontarme siempre a la revolución española del 36, en la que a menudo se reconoce el éxito de las colectividades agrarias y la autogestión de talleres y fábricas añadiendo que ésta se vio favorecida por la inestabilidad política y que en el mundo actual es imposible.

Es el poder de la imagen, el poder del ejemplo, el poder de constatar que una de las ideas base del anarco-comunismo clásico desde Proudhon o Kropotkin, la autogestión, no sólo no es imposible, sino absolutamente indispensable para construir una sociedad humana y libre en la que el hombre sea fin y no medio. Generalmente, tanto los socialistas autoritarios como los liberales atacan este principio basándose en el carácter supuestamente utópico los primeros, cuya visión estatalista no concibe el trabajo organizado sin el tutelaje del Estado pese a si atacar la propiedad privada, y desde los segundos, cuya defensa exacerbada de la propiedad privada y su adoración al dios dinero no concibe el fin de la esclavitud del hombre por el hombre. A todos, os recomiendo este largometraje, en el que los obreros de la fábrica Zanón (Fábrica sin patrón) siguen los pasos de aquellos trabajadores de la fábrica de relojes francesa Lip que en 1972, tras amenazar los propietarios con el cierre de la empresa y una serie de huelgas y ocupaciones, pasaron a gestionar la fábrica ellos mismos.

Un documental que lejos del género propagandístico, sumerge al espectador en una serie de reflexiones en las que él debe tomar un papel activo.Un documental que no puede dejarte indiferente.

A los valientes trabajadores de Zanón (Fasinpat-Fábrica sin patrón) que desde la Argentina nos han enseñado el camino. ¡Gracias y adelante! ¡Salud y apoyo mutuo compañeros!




jueves, 24 de octubre de 2013

Postentrada sobre la educación

No me olvido de que hoy hemos vivido la tercera huelga general de la educación contra la Lomce. Ayer ya hice un amago de reflexión sobre la educación y en esta entrada no voy a repetir todos los argumentos, que son muchos, por los que TODA la comunidad educativa ha mostrado la mayor oposición a una reforma educativa que yo recuerdo en este país. Ni siquiera os voy a hablar de Paulo Freire o Iván Ilich, ni de que otra educación más allá de la tradicional es posible. Ni os voy a hablar de porque la educación pública, la educación estatal, está condenada al fracaso desde su nacimiento. Ya no digamos en un país en el que cada gobierno viene con la suya bajo el brazo. No. Voy a dejaros un vídeo de Javier Jurdao que resume el sentir de muchos que desgraciadamente vemos con escepticismo cada lucha, tras chocarnos contra un muro desde hace muchos años y aprender más fuera que en la universidad.

 Y es que empiezo a pensar que si se la quieren quedar, se la deberíamos regalar. Para ellos sus máster de 9000 euros en márketing para acabar de becarios y muriendo por currar 3 días con sus 3 noches seguidos. No necesitamos ni que nos formen, ni que nos den trabajo, ni que nos acojan en su círculo kitsch. El templo del saber será popular o no será. Y ningún ministro de apellido ridículo ni ningún estado nos dirá jamás que materias tienen prioridad, cuales distraen y qué conviene aprender para montar no sé qué negocio. No colegas, no queremos colocarnos ni forrarnos. La universidad apestaba antes ya y apestará más aún después. Quedárosla. Comprendamos lo peligroso que es dejar al estado tutelar nuestra educación. Tanto o más que dejarla en manos de los de la sotana. Todos tienen sus intereses. Yo no quiero una educación pública, quiero una educación popular. Quiero que la próxima vez que vaya a la Biblioteca Nacional no me tenga que dejar los cuernos para pedirle a una profesora de la Universidad una carta de recomendación para acceder a determinados libros. Quiero que vuelvan las clases a las calles, a las plazas. Elegir qué cuando y dónde aprender. Quiero enseñar y aprender al mismo tiempo. Quiero que les desmontemos el chiringuito. Quiero acabar con el "tanto tienes tanto vales" que curiosamente para toda una generación que no tiene títulos universitarios como la mía se traduce en "tantos títulos tienes tanto vales". 

Por otro lado, si. Quiero que dimita Wert, porque en la vida hay que mojarse y ante una disyuntiva tomar una decisión. Quiero que los chavales que no se pueden costear la matrícula se queden en la universidad y puedan continuar con su vocación sin ser arrojados al mercado laboral, tan inseguro como precario y a veces inexistente con ese 26% de paro. Lo demás, poquito a poquito. Las grandes revoluciones se gestan despacio, con cambios en la manera de concebir la educación. Y así como la Escuela Moderna de Ferrer i Guardia a principios del XX preparó la revolución anarquista de 1936, quizá hoy se esté gestando la revolución del mañana. Y en ese mañana, tengamos que agradecer a Wert cargarse la educación pública. Porque sólo cuando contemplamos el cadáver que durante tanto tiempo habíamos mitificado, le pudimos mirar cara a cara y comprender su fragilidad. Así que me uno a la protesta. Pero oye, si continúan con el camino de convertirla en el reducto de las élites, y dejamos de creernos que era universal y gratuita y accesible para todos y con un cometido social y no sé cuantas chuflas más, pues oye eso que ganamos. Y el día que montemos la universidad popular andaros con ojo, porque la expropiación de aquello que vuestro selecto círculo nos está robando, vuestros equipos y vuestros laboratorios, ya nadie la parará. La expropiación del saber nos hará libres. Y cuando ese día llegue, en la tele se verá "código disfruta" y no "código emprende", eufemismo de "código curra para que yo me forre, so anormal", que es lo que está detrás de la famosa mentalidad emprendedora. ¡Ah si, el vídeo! Y mira que no me quería enrollar...



Autobiografías

El genero literario de la autobiografía siempre me ha fascinado. Siempre hay algo poético y a la vez extraño cuando uno hace ese ejercicio de contar-se y contar-nos. Decía Derrida que la autobiografía en el sentido clásico del término es imposible porque presupone una identidad del sujeto.Y eso es mucho presuponer. Cuando escribimos sobre nosotros mismos lo hacemos pues en su opinión, buscando un fantasma y tratando de restituir-nos.

Puede que la autobiografía, en tanto que búsqueda de una identidad, con una presuposición de un yo y una linealidad, en resumidas cuentas, con su relato perfectamente construido, haya sido por esa razón un género frecuentemente cultivado por mujeres. En tanto que ellas siempre han dado mundo pero no han hecho mundo, pues éste siempre se ha plegado a categorías masculinas y androcéntricas. Quizá cuando Simone de Beavoir escribía sobre ella misma en "El segundo sexo" estaba entregando su propio cuerpo como espacio de manifestación política. Y muchas mujeres, cansadas de que se les diga cómo tienen que sentir y vivir a través de una mirada extraña, vieron en la pluma de Simone  la identificación con una problemática que en su sociedad puede producir burla o indiferencia, cuando no es simplemente tabú.

La autobiografía sin embargo, siempre asociada a jovencitas que escriben diarios en la intimidad de su cuarto ante la necesidad de expresarse en un mundo que no las deja, no se queda ahí. Ahonda en lo más profundo de nuestro ser, permite que lector y autor entren en comunión (comunión viene de koinónia, koin:  lo que hay en común), nos permite dar cuenta de un proyecto de vida, re-encontrarnos a nosotros mismos y permitir que el otro forme parte de nuestro mundo, deje de ser un desconocido, deje de ser la persona que conocemos por los libros de historia o los medios (persona viene de person, la máscara que utilizaban los actores de la tragedia griega) y se convierta en com-pañero que com-parte su vida contigo.

La posibilidad de que cualquiera hoy día pueda abrirse un blog, un twitter, un instagram o qué se yo cuantas redes más, hace que afloren las autobiografías del mañana. Ya no escribimos diarios, pero la autobiografía ha llegado sin embargo a su momento álgido: todos compartimos hasta los detalles más insignificantes y lo privado y lo íntimo se mezclan y se confunden.

Ya no es la necesidad de expresarse o buscar tu identidad, como mujer, como judío, como aquel que quiere señalar una realidad que para los medios afines al poder no existe. No. Ahora parece que de lo que se trata es de exhibirnos en una especie de hiperrealidad en la que el cariño y el ego se mide por megustas facebookianos. No buscamos el yo, buscamos algo más allá. Buscamos el ego. Alimentarlo con la aprobación de los demás. Y al mismo tiempo, formar parte de una comunidad que a fuerza de deslocalizarla ya no encontramos en ningún lugar. Hoy todos somos estrellas y hoy todos nos contamos. Pero en vez de contar lo que un sujeto de comienzos de siglo XX habría soñado, el relato de los sin tierra y sin nombre, el relato detrás de aquellos que a fuerza de manipular la realidad la acaban acomodando a sus intereses, contamos lo más simple y banal de nuestras insignificantes vidas. Y conviene recordar que lo que nos hace humanos, no es lo social. Así que aunque resulta incuestionable el papel social de estas redes, quizá algo de humanidad se nos está perdiendo por el camino después de todo.

Me queda un consuelo: hoy la autobiografía no es el género literario de segunda que fue casi hasta nuestros días. Hoy, gracias a las redes, hasta nuestro vecino más zoquete lo cultiva. Hoy la literatura nos envuelve y la autobiografía ocupa el lugar que se merece. Y yo, brindo por ello.


martes, 22 de octubre de 2013

Ideas y creencias

Me ahogo. Necesito respirar aire puro, aire no viciado. Acudo a Ortega, que en "Ideas y creencias" distingue dos tipos de interpretaciones del mundo. Tanto las ideas como las creencias, dice, son pensamientos, interpretaciones necesarias de un mundo que nos viene dado y que necesitamos para orientarnos y acomodar el mundo a nuestras necesidades. Pero si bien a las ideas llegamos como fruto de la actividad consciente del sujeto y las sentimos como obra nuestra fruto de nuestro pensar, las creencias nos vienen dadas, operan desde el fondo de nuestra mente. Aunque muchas veces también sentimos que las creencias son fruto de nuestra actividad consciente, no son sino ideas que están en el ambiente: nuestra cultura, nuestra educación, nuestro contexto nos impone una determinada cosmovisión. Hay creencias religiosas, pero también filosóficas, científicas... Ortega hace hincapié en el hecho de que el mundo no está ahí, frente a nosotros, sino que es una interpretación dada a aquello que sale a nuestro encuentro, una idea. Al dar un salto y "creernos" que esa idea se corresponde con la realidad, nos instalamos plenamente en la creencia. "Las ideas se tienen, en las creencias se vive".

Vuelvo al mundo. Se ve diferente ahora. Conviene cuestionar todas nuestras creencias, pero me encuentro con un muro teñido de maniqueísmo. Resulta muy difícil apearnos de nuestras creencias, puesto que a menudo las identificamos con principios irrenunciables que forman parte tanto del mundo como de nosotros mismos y renunciar a ellas significa tanto como renunciar al horizonte de sentido del mundo al tiempo que nos perdemos a nosotros mismos. ¿Qué soy sin mis creencias?

Esa aguda crisis que sufrimos cuando el mundo ya no se acomoda a nuestras creencias es la que sacudió a Emma Goldman cuando acude a la URSS dispuesta a unirse a la gloriosa revolución capitaneada por los bolcheviques que tanto había alentado desde su país de adopción, EEUU. Esto escribía a su llegada: "Rusia soviética! ¡Tierra sagrada, pueblo mágico! Has llegado a simbolizar la esperanza del hombre, tú sola destinada a redimir a la humanidad. He venido a servirte, amada matushka. ¡Acógeme en tu seno, déjame entregarme a ti, mezclar mi sangre con la tuya, encontrar un lugar en la heroica lucha y dar hasta el infinito para saciar tus necesidades!"

Y se aferró a sus creencias, como tantos otros, durante algún tiempo más hasta que, por suerte, un mundo muy diferente al imaginado le hizo cuestionarse la barbarie que estaba apoyando y volver al campo de las ideas, esto es, al de la reflexión no dogmática que convierte a Emma finalmente en una de las personas más odiadas por parte de la potencia comunista a la vez que por la potencia capitalista que no le permitió volver a la "tierra de la libertad" nunca más, desde que en 1919 fuera expulsada y calificada como "la mujer más peligrosa de América".

Abro el libro que André Glucksman escribió junto a su hijo a raíz de su apoyo a Sarkozi en las presidenciales de 2007: "Mayo del 68 explicado a Nicolas Sarkozi". Y leo la siguiente anécdota:

Paris, tres de la tarde. El metro está casi vacío. Frente a mi se sienta una joven con un bebé precioso en su cochecito. El niño me sonríe, yo le respondo. Ahí estamos. Inmersos en una conversación sin palabras.. Unas cuantas estaciones más tarde, la mujer se levanta, el niño agita la mano y se despide. Entonces se acerca un hombre  de mediana edad, con aire afable  y compuesto:

-¿Es usted Glucksmann?
-Sí
-Llevo un rato observándole-prosigue sin agresividad- ¿Cómo puede sonreír a un niño y votar a Sarkozi?

Glucksmann justificó su eventual apoyo a Sarkozi porque desde la izquierda se miraba hacía otro lado mientras Rusia estaba aniquilando a los chechenos. El propio Glucksmann sabía de lo que hablaba, se jugó la vida en Chechenia y criticaba con firmeza que las potencias se pensaran tanto una intervención militar cuya urgencia se acrecentaba a medida que se incrementaban las víctimas.

Glucksmann llegó incluso a justificar su apoyo "por ser un hombre de izquierdas". Él también se saltó el estrecho campo dogmático que define el campo ideológico al que se supone pertenecen los intelectuales de izquierdas. Expulsado desde 1955 por el partido Comunista por oponerse a la invasión de Budapest y a los crímenes estalinistas, desde entonces al igual que otros se ha ganado la antipatía del rígido academicismo francés, de la izquierda y de la caduca, rancia y xenófoba derecha gala. Vaya por delante que no comparto, como tampoco su hijo, sus peligrosos compañeros de viaje en los últimos años ni su belicismo eurocéntrico. Es sólo un ejemplo de lo que te complica la vida salir de la disciplina del partido, de la universidad, de tu círculo sindical, de lo que supone ha de pensar alguien de izquierdas, en definitiva: lo que te complica la vida pensar por ti mismo, lo difícil que es mandar a la mierda las creencias, lo difícil que es vivir cada día una crisis de sentido, lo difícil que es que
se desmorone el mundo a tus pies cuando creías que lo comprendías todo. Quizás, si se educase no desde el adoctrinamiento sino desde el fomento de la independencia de pensamiento, desde las ideas y no desde las creencias, el diálogo multicultural y la construcción de una sociedad diferente se abrirían paso entre tanto odio y enfrentamiento de mundos herméticamente cerrados en torno a sus creencias.