jueves, 26 de diciembre de 2013

Canción de la semana en Disidentecontrayente: Je Veux. Isabel Geffroy (Zaz)



Je veux

 
Donnez-moi une suite au Ritz, je n'en veux pas
Des bijoux de chez Chanel, je n'en veux pas
Donnez-moi une limousine, j'en ferais quoi ?
Offrez-moi du personnel, j'en ferais quoi ?
Un manoir à Neufchatel, ce n'est pas pour moi
Offrez-moi la Tour Eiffel, j'en ferais quoi ?
Je veux de l'amour, de la joie, de la bonne humeur
Ce n'est pas votre argent qui fera mon bonheur
Moi je veux crever la main sur le coeur
Allons ensemble, découvrir ma liberté
Oubliez donc tous vos clichés
Bienvenue dans ma réalité
J'en ai marre de vos bonnes manières, c'est trop pour moi
Moi je mange avec les mains et je suis comme ça
Je parle fort et je suis franche, excusez-moi
Finie l'hypocrisie, moi je me casse de là
J'en ai marre des langues de bois
Regardez-moi, de toute manière je vous en veux pas et je suis comme ça !
Je veux de l'amour, de la joie, de la bonne humeur
Ce n'est pas votre argent qui fera mon bonheur
Moi je veux crever la main sur le coeur
Allons ensemble, découvrir ma liberté
Oubliez donc tous vos clichés
Bienvenue dans ma réalité

Darme una habitación en el Ritz, no lo quiero
Las joyas de la casa Chanel, no lo quiero
Darme una limusina, que haría con eso?
Ofrecerme personal, que haría con eso?
Una mansión en Neufchâtel*[1], eso no es para mi
Ofrecerme la Torre Eiffel, que haría con eso?
Quiero el amor, la alegría, el buen humor
No es su dinero el que sera mi felicidad
Yo quiero morir con la mano en el corazón
Ir juntos, descubrir mi libertar
olvide entonces todos sus clichés (prejuicios)
Bienvenido a mi realidad
Estoy cansada de sus buenos modales, es demasiado para mi
Yo como con las manos y soy como soy
Hablo fuerte y soy franca, discúlpeme
Termine la hipocresía, yo me salgo de eso
Estoy cansada de las dobles lenguas*[2]
Míreme, no estoy tan loca como usted, soy como soy
Quiero el amor, la alegría, el buen humor
No es su dinero el que sera mi felicidad
Yo quiero morir con la mano en el corazón
Ir juntos, descubrir mi libertar
olvide entonces todos sus clichés (prejuicios)
Bienvenido a mi realidad


¿A qué estás dispuesto por un trabajo?

Te ganarás el pan con el sudor de tu frente,
    hasta que vuelvas a la misma tierra
    de la cual fuiste sacado.
Porque polvo eres,
    y al polvo volverás

Génesis 3:19






Trabajo viene del latín tripalium, que significaba literalmente ‘tres palos’ y era un instrumento de tortura formado por tres estacas a las que se amarraba al reo.

lunes, 23 de diciembre de 2013

El relato de los lunes. Hoy: "22 minutos"


Allí estaba Juan. Las 3 de la madrugada, asomado por la ventana e imaginando las estrellas que la contaminación lumínica siempre impedían ver en una ciudad tan descomunal como Madrid. Demasiadas personas, muy pocas estrellas. Pensaba que la proporción era muy desigual y que era necesario encontrar un sitio donde vivir en el que el equilibrio entre personas y estrellas fuera posible. Un sitio en el que viviesen las suficientes personas como para ser capaces de observar las noches estrelladas. Un lugar que respetase los tiempos: el día, para trabajar, para vivir, para relacionarse. La noche, para follar, para pasear, para pensar en la inmensidad del universo contemplando las estrellas junto a tu chica, o para descansar. En la ciudad apenas da tiempo a esas cosas porque hace tiempo que los días se suceden y todo es tan sumamente homogéneo, que el día le ha ido ganando terreno a la noche hasta el punto de no distinguirse el uno del otro. Al igual que la decadencia y la mediocridad le han ido ganando terreno a la creatividad.

Juan seguía mirando al cielo y se seguía haciendo preguntas. Pensaba, que quizá todo era mucho más fácil de explicar. Quizá el hecho de que Júpiter se encontrase alineado con Marte era el responsable de  sus desgracias. Eso le tranquilizaba apenas una fracción de segundo, una pequeña fracción en la que era capaz de engañarse y no reconocer su amplio porcentaje de responsabilidad en lo que le pasaba con las decisiones que había ido tomando a lo largo de la vida. Pero no me vais a decir que la idea de que fuésemos marionetas de un destino marcado por la posición de los astros es algo que se vende muy bien porque es enormemente más complicado asumir nuestra responsabilidad.

Definitivamente, Juan decidió volver a la habitación de hotel, hotel sórdido de 150 euros la noche. Sórdido no por la decoración, que era espectacular, con piscina incluida alrededor de la habitación, cuya cama y acceso al exterior constituía una pequeña isleta. Sino por los actos que solían desarrollarse allí. Auténtico feudo de la mentira y la manipulación, de las promesas incumplidas. Templo a la egolatría.

A veces se preguntaba porque somos tan infieles. Porque crecen las agencias que hoy día planifican encuentros sexuales entre desconocidos casados. Y pensaba que, en el fondo, lo que nos mueve a actuar así proviene de la propia condición humana. Pero no de la inclinación a la poligamia. Algo de lo que no estaba tan seguro. Sino de algo más humano, infinitamente más humano aún: la necesidad de sentirnos deseados. Si, como en aquel cuento de Kundera que leyó el verano pasado en el que su protagonista, casado, siente la necesidad de tontear con infinidad de señoritas, aunque luego no se acuesta con ellas. Él sólo desea engordar su ego, saber que le siguen deseando. Y con eso le basta, no quiere ni desea acostarse con ellas. No es lo que busca.

Juan volvió a la cama, agotado por tantos pensamientos como se agolpaban en su cabeza. No paraba de pensar en su novia, que le había abandonado fruto de sus continuas infidelidades. Tampoco podía dejar de pensar en su trabajo, los malditos recortes le habían terminado afectando y ahora ya era demasiado tarde para emprender la lucha por defender sus derechos. Volvió a la cama y Pedro giró la cabeza, abrió sus preciosos y rasgados ojos verdes, y con voz dulce le preguntó:

-¿Qué haces despierto, tontorrón? 

Acto seguido, comenzó a besarle el cuello. Y a Juan enseguida se le olvidaron sus elevadas reflexiones. Se dejó llevar por la pasión, y ya sólo deseaba besarle y acariciarlo, hasta encontrar su entrepierna y empezar a devorar su enorme pene. Muchas veces fantaseaba con comerse una polla como la suya. Incluso, y eso es lo que le llenaba de desesperación, mientras follaba con su novia. Ella, evidentemente no sabía que muchas de sus infidelidades fueron con hombres. Le pilló con su cuñada únicamente, lo que costó no sólo su relación sino la de dos hermanas hasta el momento inseparables. No era el momento de sincerarse, pensó, ni de echar más leña al fuego confesando sus relaciones con otros tíos que conocía en Internet.

Él nunca se consideró homosexual ni bisexual. Nadie conocía lo mucho que le gustaba comer pollas, y de hecho se engañaba pensando que todo era fruto de un mal momento y puro vicio. No quería recordar que ya había tenido experiencias homosexuales desde su más temprana edad. Como aquella vez que con 12 años se la chupó a un compañero de colegio. O a los 17, cuando le penetraron por primera vez.


El caso es que, volviendo a la cama, allí se encontraban nuestros ocasionales dos amantes. De nuevo dispuestos a gozar el uno con el otro y dejarse llevar por la pasión. Durante 22 minutos, Juan volvió a ser feliz. Durante 22 minutos, no pensó en su trabajo y en su novia. Durante 22 minutos, ni siquiera pensó en que era muy probable que le quedasen unos meses de vida. Durante 22 minutos, se olvidó de todo e hizo lo que verdaderamente deseaba. Durante esos 22 minutos, dejó de fingir ser otro. Durante esos 22 minutos se quitó esa mascara que a fuerza de haberla llevado puesta tantos años ya formaba parte de su piel.


miércoles, 18 de diciembre de 2013

La foto del jueves: Hoy "ANOMIA"



Anomia: Disociación entre los objetivos culturales y el acceso de ciertos sectores a los medios necesarios.

Fuente: Robert K. Merton. 
Estructura social y anomia en VARIOS, La familia, Península, Barcelona (1978) pag.67-106

lunes, 16 de diciembre de 2013

El relato de los lunes. Hoy: "Mentiras"

Cuando era pequeño solía pasar horas fantaseando en casa, imagino que como cualquier crío. Unas pinzas de la ropa o una pelota de papel me servían para remontarme a las pirámides de Egipto o convertirme en una estrella del balompié aclamada por miles de enfervorecidos seguidores. No ayudaba el hecho de ser hijo único, ni de ser un marginado en el colegio. Mis enormes gafas a muy temprana de edad me fastidiaron la infancia y por las tardes me refugiaba en casa jugando a ser otro.

Un día mis padres llegaron con una televisión a casa y desde entonces, las largas y solitarias tardes en el hogar, mientras ellos trabajaban, me las pasaba viendo aquel aparato cuasi mágico, capaz de transportarme allí dónde mi imaginación no llegaba.

Sin apenas darme cuenta, y en el sofá pegado a un televisor ya en color, me convertí en un adulto moldeado por aquel trasto. Dejé de estudiar a los 16 y encontré un trabajo que me permitía pagarme mis gastillos tras agotadoras jornadas y sentarme cada noche frente a la tele para olvidarme de que era un ser humano.

Pero una noche se estropeó mi vieja compañera, aquella que me libraba del engorro de tener que escucharme a mí mismo. Me sentía perdido y desorientado pues sólo sabía recibir órdenes y ejecutarlas con premura, ya sea de mi jefe o de mi tele. Esa misma noche sonó el móvil y no sé porque, lo hice.

Aquella fue la primera de muchas mentiras. Me inventé que era un triunfador. Resulta que aquella llamada de la que os hablé la hizo un familiar de esos que sólo se acuerda de uno para felicitarte el cumpleaños.Y resulta también que fue el primero en recordármelo y como me preguntó por mi vida, más por compromiso que por verdadero interés, yo me enredé en una historia que iba creciendo a medida que el interés de mi interlocutor crecía.

Quizá fue la falta de mi fiel compañera la que me obligó a volver a reunirme conmigo mismo, pero resulta que cómo hacía años que ésta no se producía, caí en la cuenta de que no era una persona y por tanto, no tenía con que llenar mi existencia. Así que cada día desde entonces me inventaba un personaje nuevo que llenase ese vacío.

Mis relatos eran incongruentes, tan pronto era un emprendedor de éxito como un padre de familia. Tan pronto un filósofo postestructuralista como un bohemio y cursi poeta.  Tan pronto me levantaba siendo un maduro interesante, como me acostaba siendo una imponente jovencita. Y el caso es que todo a mi alrededor me seguía el juego. El día que decidí ser una preciosa jovencita, sin ir más lejos, me contrataron como secretaría en un despacho de abogados en el que no paraban de mirarme el escote. Me dio tanto asco que me hice feminista pero al día siguiente me hice abogado machista con las manos largas y me denuncié a mí misma.

Ahora me he muerto, pero parece que nadie me llora. Como nadie llora la muerte de los figurantes de una película de acción. Me pasé tanto tiempo enfrente de aquella televisión que no me había dado cuenta de que llevaba años muerto. Pero no hay tiempo para lamentaciones porque ya tengo mi peluca y hoy me toca ser estrella del rock. Y salimos a tocar en 10 minutos.



Autor: Ismael Luke.
BSO: Tote King. Mentiras.

lunes, 9 de diciembre de 2013

El relato de los lunes. Hoy: "Carta de despedida"

A mis hijos, Sócrates y Leslie. Y a mi mujer, Ana:

Nunca me sentí demasiado apegado a estas fechas. Qué os voy a contar a vosotros que me conocéis tan bien. Si bien algunos reconocen haber recorrido un camino desde la ilusión infantil hasta la maduración de la edad adulta, en la que te das cuenta del montón de mierda capitalista que representa la Navidad, ese no es mi caso. No recuerdo el instante exacto en que perdí la ilusión, sencillamente, nunca la tuve.

Ya de muy pequeño debía ser un niño incómodo. Demasiado rebelde me decía mi madre. ¡Qué disgusto se llevaron en las navidades de 1981! Yo sólo quería cenar mis macarrones de todas las noches, no comprendía cómo, si Jesus venía de una familia pobre y humilde, teníamos nostros que conmemorar su nacimiento con un gran banquete y muchos regalos. "¡Si ese es el espíritu de la Navidad, a la mierda la Navidad!" Aquella frase me costó la primera y única bofetada que me dió mi padre en toda su vida.

Por supuesto, yo no entendía de capitalismo, ni de sociedad de consumo, ni de plusvalor. Yo no era comunista, ni había leido a Marx, ni a Engels...¡sólo era un crio que no entendía porque la gente aparentaba tanta felicidad y se volvía tan loca comprando en un mundo tan desigual! Pensaba que estaban traicionando las verdaderas enseñanzas de Jesus, de las parábolas que nos leían en la escuela...

Aprendí a callarme mis opiniones para no parecer un bicho raro, para evitar la acusación de de "aguafiestas". Decían libertinos como Gabriel Naudé, que aún a sabiendas de que la mayoría es ignorante y recorren todos el mismo camino que sus predecesores, como auténticos borregos, debíamos "seguirles la corriente" para tratar en la medida de lo posible de no escandalizar al vulgo con nuestras opiniones. Algo de eso había en mi actitud adulta, no quería que los mios sufriesen mis desmanes y en la medida de lo posible traté de seguir al rebaño aún a sabiendas de que me estaba comportando como "una oveja más".

Navidades del 2001. El verdadero punto de inflexión en mi vida. ¿Os acordáis de mi espantada de aquellas navidades? Aquel día decidí revelarme contra el sistema, y me quedé jugando en la máquina horas y horas. Me sentía bien, no quería volver a casa. El simple hecho de imaginarme a mis primos, tus hermanas, ¡mis suegros! Ya sabes como solían acabar esas reuniones, Ana. Pero tu erre que erre, "¡Hay que juntarse al menos una vez al año, y qué mejor que Nochebuena!" Me solías decir.

Aquel día, estarás haciendo memoria en estos instantes, tuve que encadenar una serie de mentiras para enmascarar:
1)Lo mucho que odiaba a tus padres y mi profunda repulsa a estas reuniones y, por extensión, a la Navidad
2) Que estaba enganchado al juego, y era más feliz -o al menos eso creía- junto a mi máquina que volviendo a mi monótono hogar. En el que sólo encontraba reproches y más reproches ante unos problemas económicos que comenzaban a acentuarse.

Si, cariño. Sé que todo esto te pilla de nuevas, que jamás lo sospechaste. Pero así es. Comencé echando el cambio del café y cuando me quise dar cuenta... No es casual que mi relato vaya ligado a las navidades. Eran las fechas en las que más me apetecía estar sólo, liberado de responsabilidades, de los niños, de un matrimonio que no funcionaba... Liberado de tener que sonreir a muchos a los que, sencillamente, te apetecería escupirles a la cara.

Es curioso, pero cuando comienzas a mentir, ya no puedes parar. Tejes toda una red de mentiras en las que debes ser muy cuidadoso con no delatarte a tí mismo. Pero creo que lo conseguí. Tampoco es algo de lo que me enorgullezca. Aunque tampoco me considero muy diferente al resto de los occidentales, todos vivimos una mentira. Y sólo me siento un miserable por el daño que os he causado a los niños y a tí, las personas que más quiero y más querré en el mundo.

Desde el divorcio no levanté cabeza. El juego representaba mi válvula de escape. Mientras jugaba, me sentía vivo. Excitado. Estaba cerca del premio gordo, lo presentía. "Cuando deje seca a la máquina, se acabaron los reproches. Pago todos los atrasos de la pensión y además le regalo ese abrigo que tanto le gustaba. No descarto que vuelva a caer rendida a mis pies..."

Era un funambulista que caminaba por la cuerda y sin red. Tú, harta de que no te pasase la pensión me llevaste a los tribunales. No te culpo. ¿Pero cómo iba a reconocer yo que estaba endeudado a más no poder? Prefería que pensases que era un mal padre a un ludópata.

Es 24 de diciembre, estoy solo y debería ser feliz. es lo que siempre desee, una nochebuena tranquila. Sin esa pesada carga de los familiares, sin mi mujer, sin los niños cambiándome la tele, sin mi suegro contando chistes malos con los que tenía que aparentar que tenían su gracia... Y fíjate la ironía, ahora, lo echo de menos. Ahora, que he tocado fondo, que no tengo a nadie en el mundo a mi lado para tan siquiera confesarle mi enfermedad y que me ayude a dejarlo, ahora decía, echo de menos esas nochebuenas familiares.

Quizás sería muy egoista lo que voy a hacer si mis hijos o tú me necesitáseis, pero eso hace tiempo que dejó de suceder. Sólo escribo esta carta para que los niños y tú me perdonéis y no me guardéis rencor. ¡Me hubiese gustado tanto ser un buen padre, un buen marido! Ahora ya es tarde, lo sé. Y no tengo ganas de seguir en la cuerda floja, estoy cansado, muy cansado.

Os quiero, recordarlo siempre. ¡Os quiero tanto! ¡Se que os costará pero os ruego que me perdonéis por todo!

Hasta siempre, vuestro grandullón.

En Madrid, a 24 de diciembre.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Ucrania: 1917-2013.


Las revoluciones no se gestan de un día para otro ni tienen carácter redentor y finalista. En las revoluciones un pueblo digno se instala y permanece, en un carácter siempre abierto, siempre escéptico ante toda autoridad y toda solución final. La revolución tiene principio pero no tiene final, eso es lo que nos ha enseñado el siglo XX. Y eso, mal que les pese a algunos, es lo que nos ha enseñado el movimiento 15m, aunque sean incapaces de comprenderlo aquellos que piden resultados inmediatos, aquellos  que abogan por el enfrentamiento violento "a la vieja usanza". Esta es la historia de Ucrania, esta es la historia de una ciudadanía con un siglo de desobediencia civil a sus espaldas.


1917, primera revolución anarco-comunista de Europa. Se forma el "Territorio libre" descentralizado

1991. Los ucranianos celebran la ansiada independencia tras un siglo XX de lucha contra la tiranía soviética


2004. Revolución naranja. El pueblo se subleva una vez más tras un evidente fraude electoral y la corrupción gubernamental. Se cuestionan los métodos gubernamentales y el descrédito de las instituciones crece entre la población. Verdadero precedente de las revoluciones occidentales como el 15m y muy en la línea del espíritu libertario del mayo del 68 francés

Hoy. 2013. Etapa pre-revolucionaria ucraniana. Etapa que comenzó hace 96 años.